Los esfuerzos de Tanzania para ver a todos los niños en la escuela, se pusieron en marcha en 2002, con la implementación del Primary Education Development Plan (PEDP), donde se excedieron los 1.500.000 niños escolarizados.
La abolición de determinadas contribuciones de carácter obligatorio, incluyendo tasas académicas y la relajación de la imposición del uniforme, fueron algunas de las medidas adoptadas en 2006 en la reforma del proceso educativo que tenía como objetivo la escolarización de todos los niños y niñas. A nivel nacional, las cuestiones educativas fundamentales para las niñas se basan en la tardía incorporación a los ciclos iniciales de educación primaria, bajo rendimiento (reflejado en bajas calificaciones en los exámenes finales) y altas tasas de repetición. En ciclos secundarios, la tendencia está mejorando a pesar de que siga habiendo desafíos para finalizarlo.
El estudio titulado Un grito ahogado de una colegiala en la región de Shinyanga, Tanzania, analiza las normas socio-culturales que impiden el acceso a la educación a las niñas en la tribu Sukuma, en la región de Shinyanga, dando un particular enfoque a las áreas rurales. Igualmente, este estudia la influencia tanto desde el lado de la demanda cómo del de la oferta. Desde el punto de vista de la demanda, el estudio esta dirigido a estudiantes, padres, organizaciones de la sociedad civil y miembros de la comunidad. Por otro lado, el lado de la oferta esta orientado a directores, profesores, funcionarios educativos del distrito, funcionarios regionales de educación, altos directivos de la localidad, sindicatos, etc.
Respectivamente, en la investigación se encontraron algunos de los factores claves que impulsan a las niñas a abandonar la escuela en la región de Shinyanga. Estos son principalmente elecciones de subsistencia y oportunidades, accesibilidad, violencia sexual y de género así como normas y cultura de la tribu Sukuma.
Para revertir estos desafíos, se ha propuesto en la investigación una serie de soluciones destinadas a aumentar el conocimiento y advertencia en cuestiones de género, participación de los alumnos (especialmente chicas, representadas en comités escolares), reclutamiento de docentes y despliegue en las comunidades más necesitadas. Para ello, se deben abordar temas como la violencia sexual y de género así como mejorar el apoyo parental y comunitario para la educación de las niñas, reforzando políticas y marcos institucionales para los más desfavorecidos.
